lunes, 18 de febrero de 2013

Optimismo y conformismo

A la vista está, que ser optimista hoy en día, es un lujo que, si lo cultivas, te puede venir genial en tiempos de crisis. El problema está, desde mi punto de vista, en hacer un mal enfoque del fin que debe perseguir el optimismo.

Resalto, en primer lugar, lo que considero un optimismo mal creado o concebido:

En este caso, cuando el optimismo te ciega y te hace ignorar lo que realmente pasa a tu alrededor, estás creando un primer mal enfoque. La realidad nunca puede ser obviada y, menos aún, si esa realidad es desastrosa. Las soluciones se generan si se tiene en cuenta todo lo que te rodea. Tomando conciencia de lo bueno y lo malo.

Si ese optimismo te ciega y te aparta de la realidad, das un primer paso en falso que te hará caer en un segundo mal paso y mayor aún que el primero: el conformismo. Un frío conformismo que te hace pensar que no puedes hacer nada para cambiar lo que crees que debe ser cambiado, un conformismo que te hace ver -de forma errónea- que las soluciones vienen solas y que todo funciona por ciclos automáticos en los que nada tenemos que ver y que si ahora estamos en una mala racha, ya vendrán tiempos mejores. 

En definitiva, llegamos un conformismo que genera un bucle infinito en el que, por un lado, pensamos que no podemos hacer nada como personas -e incluso como sociedad en conjunto- para la consecución de cambios y, por otro, que toda solución viene sola, como por arte de magia... No hay mayor error que caer en esta trampa. En primer lugar, porque todo devenir de una sociedad, parte en gran medida de una sociedad en sí misma (A la hora de crear valores, de elegir a sus representantes, de promover cambios,de  mostrar su disconformidad, etc) y en segundo lugar, porque, aprovechando que no creemos o asimilamos este primer punto, quiénes ostentan cargos de poder (En diferentes niveles), perciben este resquicio, para ensalzar esta idea, generando un sistema aún más fuerte en tu contra que te hará pensar de forma más seria aún, que todo lo que pienses o hagas, estará de más.

Como se puede comprobar, el entramado de toda esta trampa es digno de la más pura y complicada ingeniería.

Un segundo enfoque del optimismo, para mí, consiste en que logremos ver la realidad pensando en el medio y largo plazo, actuando para ello en la inmediatez y mirando a ejemplos del pasado que no se pueden volver a permitir. Es decir, pensemos que se pueden lograr cambios, actuando desde ya, cambiando la mentalidad y asimilando de una vez por todas que de nosotros dependen y pueden depender muchas decisiones que acabarán por afectarnos. Pongamos cimientos para que las propuestas no sólo sean propuestas y que se conviertan en medidas con unos fines y un objetivo. De esta forma, si mantenemos esa mentalidad y logramos ir actuando con cabeza, buscando metas y dotando a nuestros pensamientos e ideas de mecanismos para traducirlas en hechos, conseguiremos dar pequeños o grandes pasos en una dirección concreta que nos permitirá lograr cambios. Mayores o menores, pero cambios. (Generar debate y promover el intercambio de ideas en diferentes foros, me parece una gran medida para comenzar a generar este paradigma).

Pero este enfoque, no debe ir en solitario, no puede quedar incompleto. De forma paralela, debemos pensar en crear instituciones que lo hagan posible y lo mantengan. Un buen comienzo podría estar en mejorar nuestro sistema educativo, con un proyecto revisable y estable a medio y largo plazo. (¡Wert y consejeros de educación, tomad nota!).

En definitiva, nos encontraríamos, bajo mi punto de vista, ante un enfoque mucho más completo y productivo que el primero, generador de pensamientos y alternativas.

Por lo tanto, me considero un defensor acérrimo del optimismo, de la sonrisa diaria y de poner mi granito de arena en mejorar el ánimo de los que me rodean, pero también de la disconformidad, del espíritu crítico y de pensar en el cambio. Por eso mismo, el enfoque que decidí coger para mi optimismo es el segundo que he expuesto. El que es capaz de dar instrumentos y esperanzas reales a una sociedad adormilada, el que genera un sentimiento de inconformismo y crítica ante lo que le rodea y el que permite que busquemos el cambio teniendo en cuenta nuestra realidad y no sólo se queda en una mera sonrisa o mundo de "Yupi" mientras la realidad nos supera riéndose de nosotros (También con optimismo).

El primer enfoque, para mi es insuficiente y creo que nocivo porque su fin se desdibuja y permite mantener lo que ya conocemos, alejándonos de lo que podemos perseguir.

Sólo me queda preguntarte: ¿Cuál eliges?

Antuán

martes, 5 de febrero de 2013

Ayer me vino a la mente...

Fue ayer por la tarde, 4 de Febrero de 2013, cuando tu figura volvió a mis pensamientos...

Todo surgió de la forma más inesperada posible, como un pequeño chispazo que me hizo pensar en ti. 

Yo esperaba mi turno en la sala de espera del médico, absorto en mis pensamientos y con la típica mirada perdida del que espera -solo- a que anuncien su nombre para entrar en la consulta. De repente, llegó un hombre mayor, muy amable y con una sonrisa dibujada en la cara, se sentó a mi derecha y espetó un cordial "Buenas tardes". Ahí comenzó todo. 

Llamó mi atención iniciando una pequeña conversación que tocó diversos temas que iban desde el uso actual de las pantallas planas que hay en las consultas más modernas hasta la próxima temporada de la Fórmula 1, pasando por temas tan interesantes como: sociedad, cambio de valores, política actual, nuevas tecnologías y literatura (Destacando su asombro ante el actual volumen de ventas de "50 sombras de Grey"). Una charla muy amena a la que presté mucha atención con una gran sonrisa y en la que le rebatía en algún caso en el que no coincidíamos. 

En definitiva, mantuvimos una charla que se prolongó hasta que anunciaron su nombre y entró en la consulta. Al salir él, anunciaron mi nombre para entrar y justo antes de despedirse de mi, me preguntó con cara de sorpresa si yo era familia del periodista Antonio Barbeito, a lo cuál le respondí que no. Tras ello ya se despidió de mi con un "Ahh, bueno, hasta luego". 

Fueron unos 15 minutos súper agradables y que me llevaron hasta ti. Una charla de las que me gustaría haber mantenido contigo y que por desgracia, no pude ni puedo mantener en estos momentos. 

Comencé a pensar que, a pesar de haber compartido contigo sólo unos meses de mi vida, todas las referencias que tengo sobre ti, son tan buenas como el cariño que me demostraste -según me cuentan- esos meses que coincidimos. Sé que compartimos muchos intereses -sobre todo en política- y que estarás orgulloso de mí allá dónde estés, entre otras cosas, por haber estudiado Ciencias Políticas y por querer encontrar un hueco en el mundo laboral que me vincule a esta temática. También sé que fuiste alguien muy grande e importante para muchas personas de tu alrededor y créeme que tu figura es tan alargada para algunos, que aún hoy perdura. 

Abuelo, algún día estoy seguro de que nos reencontraremos en algún lugar y mantendremos estas y otras muchas charlas que nos quedan pendientes, sé que nos lo deben. 

Eres todo un referente para mí y te mando un abrazo tan grande como tú.

Antuán

viernes, 1 de febrero de 2013

Rabia, indignación, impotencia y tristeza...

De todos estos sentimientos, llevo impregnándome estos últimos años y sobre todo, estos últimos meses.

De momento, no puedo elegir quedarme con ninguno de ellos en concreto porque, por sí solos, no definirían nada bien mi grado de mosqueo ante lo que nos rodea.

Resulta que vivimos en un sistema, un sistema con sus reglas y normas, al que accedes desde que naces, pudiendo estar de acuerdo (o no) con él y con la dificultad que implica querer llevarle la contraria o simplemente rebelarse si no es de tu agrado. En definitiva, un sistema que logra atraparte por el más mínimo resquicio y del que sólo será posible salir combinando el futuro y un alto grado de rebeldía generalizado hacia él por parte de los diferentes actores inmersos en su interior.

Y resulta también que, dentro de este sistema -que abarca desde lo social a lo político, pasando paralelamente (Y de forma determinante) por lo económico- parece que se premia, se engrandece o se favorece, en gran medida, a personas que para nada merecen la confianza de otras, personas que quizás no valgan para un cargo importante, pero que por diversos factores que sólo este sistema y sus creadores logran entender, lo consiguen. ¿Cuál es el principal problema de este hecho? Muy fácil, relegar a un segundo, tercer o cuarto plano a las personas que de verdad merecen el respeto y la admiración de otros, personas que son muy capaces de empeñar las labores que deban ejercer y, por supuesto, esas personas que son las que pueden y deben dar ejemplo a los demás.

Estoy harto de tanta corrupción, de tanta mentira, de tanta falsa promesa y de tanto fantasma que se cree en posesión de la verdad y que no predica ni siquiera con su propio ejemplo (Todo ello en todos los niveles posibles) Muy triste, pero cierto, por desgracia.

Describiendo a esa parte visible y potente del sistema (que para nada es la que merece mi respeto) parece que no creo en una reacción, pero no es así. Simplemente yo prefiero quedarme con la parte que sé que merece mi confianza, con el pequeño luchador aislado que consigue acceder a una mínima cuota de poder para intentar cambiar todo lo malo que nos rodea, con los que creen que un cambio es posible y con el que curra y curra y muchas veces no es valorado como lo que es: alguien brillante. A todo ello, uno por supuesto, la mentalidad de que sólo el promover cambios puede crear un nuevo o nuevos paradigmas.

No me hablen de que esta crisis es económica, porque eso es sólo la punta de un gran iceberg, esta crisis es de valores y de un sistema que permite este tipo de actuaciones.

Está en nosotros el querer y poder cambiar, creamos que es posible.

Antuán

jueves, 31 de enero de 2013

Tirar de ingenio ante situaciones surrealistas...

¿A quién no se le ha presentado una ocasión tan surrealista de la cuál ha tenido que salir de alguna forma?

Yo desde luego he tenido alguna que otra... Desde situaciones serias de trabajos o exposiciones en las que tuve que dar lo mejor de mí en este sentido hasta situaciones más relajadas pero no menos difíciles. Compartiré con vosotros una de estas últimas que fue de traca:

Un grupo de amigos asistimos a una boda de un conocido nuestro. Tras horas de banquete y barra libre, llegó ese momento de pedir el taxi e irnos a terminar la fiesta a una discoteca...

Llegamos a la discoteca y al ir en traje de chaqueta, los porteros no pusieron pega alguna para dejarnos pasar bien entrada la madrugada. 
Una vez dentro, lo bueno (O lo malo) de ir tan arreglado a un local de este tipo -En un día normal para el resto de mortales- es que acabas estando en el punto de mira por la extrañeza que éso provoca...

Pues bien, estábamos todos bailando cuándo, de repente, me veo justo delante mía a una señora de unos 50 años que me dice algo. Al yo poner una cara extraña (La típica que pones cuando no te enteras de nada de lo que te dice) se acerca más a mí y me suelta:

- Perdona, ¿Me das un beso?

Puse cara extraña (bis) y le respondí: 

- ¿Qué?

Su respuesta vino de nuevo en forma de pregunta y a la que añadió una breve explicación:

- ¿Qué si me puedes dar un beso? Ya sabes, como en el cuento de la princesa durmiente, en la que el príncipe debe besarla para despertar...

Evidentemente, esta situación me dejó KO durante unos segundos pero reaccioné y le dije:

- No señora, yo es que no soy monárquico...

En ese momento, la cara de extrañeza la puso ella y a ello debemos añadir la perplejidad y risas de mis amigos ante semejante situación.

Tras esto, la mujer me agarró de la chaqueta e intentó convencerme de que hacía calor y de que me la  quitara a lo que ya tuve que responder serio y sin tirar de ingenio, diciéndole que me dejara en paz...

Captó el mensaje y siguió su camino mientras yo seguía alucinando y comentando la jugada entre las risas de mis amigos. A partir de ahí, seguimos con nuestra fiesta y no hubo nada más que fuese digno de resaltar.

Esa vez, la situación fue tan surrealista como divertida y no llegó a ser un mal trago pero, resulta increíble cómo puedes llegar a poner en marcha un mecanismo de respuesta tan rápido ante una situación inesperada por completo. 

Así que, si os veis en situaciones comprometidas e inesperadas (Más o menos serias) probad a tirar de ingenio, nunca falla y seguramente os marque la salida.

Antuán


Aquí estamos...

¡Buenas!

Bueno, pues hoy comienzo mi aventura en esto del Blog. Uno más de los muchos que ya están por aquí desde hace tiempo.

Vine para quedarme, así que, poco a poco iré llenando este espacio e iré compartiendo con vosotros mis opiniones, inquietudes o pensamientos sobre diferentes temas.

Bienvenidos a mi pequeño espacio de reflexión. ¡Nos vamos leyendo poco a poco!

Antuán